El itinerario de una vocación varía según las personas, pero las etapas del camino son habitualmente las mismas.
La decisión de seguir a Jesucristo viene del corazón, embargado de amor a Dios. Es la respuesta a una llamada interior “Ven, Sígueme”. Fuerte impacto que arrastra a la voluntad e invita a darse, a entregarse.
Viene luego un tiempo de discernimiento durante el cual la joven entra en relación regular con una de nuestras comunidades e intenta precisar sus motivaciones, sus temores ante la vida religiosa.
1. Un deseo sincero de crecer en el amor y conocimiento de Dios.
2. Estar decidida a pertenecer totalmente a Jesucristo.
3. Secundaria o Bachillerato culminado.
4. Suficiente salud física y psicológica.
5. Capacidad de relación interpersonal y grupal.
6. Celo de trabajar por el Reino de Dios según el carisma de las Hermanas de San Pablo de Chartres.