Las Hermanas de San Pablo de Chartres tienen su origen en Francia, en el pequeño pueblo de Levesville-la-Chenard, donde fueron fundadas en 1696 por el Padre Louis Chauvet y la Madre Marie Anne de Tilly. Desde sus inicios, la misión de nuestra congregación ha sido elevar el nivel humano y espiritual de las personas a través de la educación y el servicio a los más necesitados. Nuestra primera labor consistió en educar a las niñas y asistir a los pobres y enfermos de la región. A lo largo de los siglos, muchas mujeres han seguido el llamado de Cristo para servir a los demás, convirtiéndose en parte de nuestra extensa familia internacional. En 1811, la congregación fue reconocida formalmente como las “Hermanas Hospitalarias de San Pablo” por Napoleón, y nuestra labor se expandió rápidamente. Durante el siglo XIX, enviamos misioneras a diversos lugares del mundo, desde América del Sur hasta el Lejano Oriente, extendiendo nuestra influencia y servicio a nuevas regiones. A pesar de los desafíos, como la Revolución Francesa, que llevó a la dispersión de nuestra comunidad. , la congregación logró recuperar su reconocimiento y continuar su misión. En 1931, el Instituto fue formalmente aprobado por el Papa Pío XI, y las Constituciones fueron aprobadas definitivamente en 1949 por Pío XII. Estas reglas guían nuestro compromiso de vivir con humildad y sencillez, siguiendo el ejemplo de San Pablo. Hoy en día, las Hermanas de San Pablo de Chartres somos más de 4.000 religiosas que trabajamos en los cinco continentes. Nuestro apostolado sigue enfocado en la educación de niños y jóvenes, el cuidado de los enfermos y ancianos, y el servicio pastoral en comunidades desfavorecidas. A través de nuestra historia de 325 años, continuamos dedicados a servir con amor y compromiso, respondiendo a las necesidades del mundo.

El Padre Louis Chauvet nació el 16 de febrero de 1664 en Pertuis, una pintoresca ciudad en la región de Provenza, Francia, rodeada de viñedos y campos de lavanda. Proveniente de una familia modesta, pero con recursos suficientes para una buena educación, desde joven sintió su vocación al sacerdocio. Fue ordenado en 1688, obteniendo luego un doctorado en Teología. En 1694, fue asignado como párroco en Levesville-la-Chenard, donde se dedicó a mejorar las condiciones espirituales y educativas de la comunidad. Su visión de elevar el nivel de vida de sus felices lo llevó a fundar la Comunidad de las Hijas de la Escuela, dedicada a la educación de los niños y la formación de jóvenes maestras. El Padre Chauvet murió en 1710, pero su legado perdura en las generaciones que siguen su misión.

Somos una comunidad apostólica y misionera de mujeres religiosas consagradas quienes, interpeladas por la caridad de Cristo, respondemos a las necesidades de los más desfavorecidos, enfermos y pobres por el medio de la educación, la salud y la pastoral.
Somos una Congregación internacional que no conocemos límite territorial. Servimos en los 5 continentes:
África.
América.
Asia.
Europa y Oceanía.

Sobre nosotras Somos Hermanas de San Pablo de Chartres, una Congregación misionera, fundada en 1696 por el P. Louis Chauvet, párroco de Levesville-la-Chenard, un pequeño pueblo de la región de Beauce, a unos 80 kilómetros al sureste de París. Nuestra primera capilla fue la iglesia parroquial, nuestro primer campo de apostolado fueron las aldeas circundantes. Nuestra primera casa en el centro del pueblo le pertenece. Nuestra primera misión consistió en trabajar para mejorar el nivel humano y espiritual de los aldeanos educando a las niñas y visitando a los pobres y enfermos. (extractos del Libro de Vida, capítulo I) El amor de Cristo sigue impulsándonos a manifestar su ternura y bondad a todos. A lo largo de la historia de la Congregación de las Hermanas de San Pablo de Chartres, desde el inicio temprano de su fundación hasta las realidades actuales de su misión, se puede detectar claramente la presencia del Espíritu Santo. Los valores esenciales del Evangelio de Cristo predicados con tanta intensidad por san Pablo se reflejan en la herencia, el carisma y la espiritualidad apostólica de la Congregación. Su fidelidad a la enseñanza de Pablo, las Hermanas están imbuidas de una espiritualidad centrada en Cristo y buscan continuamente responder mejor a la llamada del Señor y ser testigos vivos del Evangelio en el mundo de hoy. (extracto del Council of Cong. - Un viaje de fe y esperanza hacia el futuro, 1998) Seguimos prestando atención a las señales de los tiempos, estando vivos en la Palabra del Evangelio, para convertirnos en luz para los demás”. Deja que tu luz brille ante los demás, para que vean tus buenas obras y den gloria a tu Padre. en el cielo." (Mateo 5:16) Evangelizamos por la fuerza de nuestro testigo de comunión fraterna "En esto todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros". Jn. 13:35 Nuestra comunión con Cristo es la fuente de nuestra comunión fraterna. Una comunidad centrada en la Eucaristía y en la Palabra de Dios se convierte en luz que da testimonio de una vida de unidad en la diversidad. Nuestra comunidad internacional testifica que la vida fraterna intercultural es posible, e incluso. . alegre, en un mundo globalizado donde reina cada vez más el individualismo y el nacionalismo.